En agosto de 1932, una pequena niña llamada Kikuko, contrajo una grave enfermedad terminal que la mantuvo durante cinco meses en cama, hasta su muerte en enero de 1933.
Durante su convalecencia, el hermano de la niña le regalo una muñeca, que había adquirido durante un viaje a la ciudad de Hokkaido - Sapporo.
La muñeca fue bautizada con el nombre de Okiku.
Kikuko, a pesar de estar muy enferma, no se separaba de la muñeca, y la cuidaba cuanto podia para que esta no sufriera daño alguno.
Al morir Kikuko, la famila decidio conservar la muñeca junto a las cenizas de la niña.
Tras pasar el tiempo, comenzaron a descubrir que el pelo de la muneca crecia de manera inexplicable. Mas tarde, durante la segunda guerra mundial, la familia emigro y decidieron confiar la muñeca a los sacerdotes del templo Mannenji.
Han pasado ya muchos años y en la actualidad, la muñeca aún se conserva en el templo situado en la localidad de Hokkaido. Miles de turistas visitan todos los años este lugar para comprobar con sus propios ojos, como año tras año, el pelo de la muñeca va creciendo. Incluso hay quienes sostienen que los labios de Okiku, que antes permanecian cerrados, ahora estan abiertos y con cierto toque de humedad.
Los investigadores japoneses, y de otros paises han visitado el templo en busca de alguna explicación racional al suceso, pero hasta el momento, nadie puede explicar de manera determinante, por que el pelo de la muneca ha crecido hasta la altura de su cintura.
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domingo, 9 de diciembre de 2012
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